martes, 24 de noviembre de 2009

Tomasin Bigotes.
I
Cuando ese día, de mañanita, sin que nadie supiera quien era ni de donde venia, apareció tomasen en la plaza de Monteverde, una vieja, que fue la primera en verlo, se sonrió y dejo escapar esta simpática impertinencia:

¿Para donde va bigotazos con ese hombrecito?

La vieja tenía razón. Tomasen no era ningún gigante. Por el contrario: era un hombrecito de escasamente uno con cincuenta de estatura, ni flaco ni gordo, pero eso si, con un fértil y arisco bigotazo que llamaba la atención en todas partes, como acababa de hacerlo en ese instante, y que le le había granjeado el apodo de tomasen bigotes, por el cual era conocido.

De genio excelente y muy respetuoso con los ancianos, tomasen bigotes dijo un sonriente “buenos días, viejita”, agregando en seguida:-vengo buscando trabajo. ¿No habrá por aquí?

La vieja, sin dejar de sonreír, no solo le dijo que si había sino que le dio la dirección de un hombre que necesitaba peones. Dando las gracias, el hombrecito siguió las señas y se alejo canturreando su canción predilecta:

La cucaracha, la cucaracha
Ya no puede caminar,
Porque le falta, porque le falta
Una pata para andar.

Y mientras cantaban bailaba en un solo pie como quizás no lo habría hecho ni el mismo bicho en mención, o en canción, mejor.

Que bigotazos tan charro este –murmuro la anciana, sonriendo con su boca hundida, arrugadita como una pasa y sin pizca de dientes.

Y contagiada por la canción, también ella empezó murmurar:

La cucaracha, la cucaracha
Ya no puede caminar

Llegado ante el sujeto que le había indicado la vieja, el hombrecito saludo y formulo su petición.

Este lo miro de arriba bajo como pensado para si: “¿miren a este enano dizque pidiéndome trabajo! ¿Para que va a servir con esa figurita de nada! ¿Darle trabajo yo? ¿Ni riesgo!”.
Soy bueno para descuajar monte. Para todo lo que me pongan, mejor dicho- se auto recomendó tomasen.

-no hay nada –corto el hombre.

-pero me acaban de informar que.

- se equivocaron. No hay nada.

En ese momento les acerco un hombracho moreno, bizco, de piernas torcidas y puños como mazas. Lucia una enorme cicatriz en el lado izquierdote el car sombrío y un gesto como para espantar al más temerario. El hombre del trabajo denoto un malestar instantáneo. Tomasen lo califico de inmediato: miedo.

“¿Quién será este gandulazo?”- se pregunto mentalmente.

De haber vivido en Monteverde hubiera sobrado la pregunta. El hombrazo rea nada menos que el pasmo y el terror de todos los hombres no solo del pueblo sino de varias lenguas a la redonda. Vivía desafiando y apaleando a cuantos incautos se le ponían por delante. Barrabas lo llamaban, y nadie podría con barrabas. Absolutamente nadie. Barrabas daba ordenes. Barrabas gritaba. Barrabas blasfemaba. Barrabas se mofaba. Barrabas injuriaba. Barrabas desafiaba a dios y al diablo. Barrabas se apoderaba de cuanto se le antojaba. Barrabas era el rey, el amo… barrabas le hablaba en ese momento:

-¿Quién sos voz?

-¿yo?-pregunto a su vez tomasin.

-si, burro, vos –rugió el malandrín empezando a enfurecerse.

Tomasin no se altero.

-yo –contesto, y agrego para mayor información: -yo soy yo. ¿Y vos?

-no te importa –trono el gigante, y concreto la pregunta: -¡que como te llamas, pedazo de salchichón con bigotes!

El hombrecito lo miro por un segundo. Luego, fingiendo un bostezo aburrido, repuso:

-yo me llamo tomasen. Pero no para servirte. Yo no sirvo a gente tan grosera y bocona.
-ah, ¿con que alzado y todo el hombrecito, no? –bravo barrabas. T ni corto ni perezoso lo agarro por la correa y lo alzo como dos metros-. Vas a tener que respetarme vos también, enano, o de lo contrario te vuelvo hilachas.

-¿hilachas, si? –indago tomasen, impulsándose en el aire a manera de columpio, como si no sintiera la mejor emoción.

-¡hilachas! –grazno el gigante, y repitió:-¡hilachas!

Entonces ocurrió lo nunca visto antes en Monteverde: tomasen bigotes salto como un tigre al cuello del hombretón y en menos de lo que canta un gallo se le aferro a el con las piernas, anudándolas de una manera extraordinaria que el enemigo empezó a perder ventaja en el acto. Trato de zafársele en todas las formas pero fue inútil. El hombrecito parecía una boa constrictora. Mientras lo estrangulada, le golpeaba la cara, los ojos, el cerebro…

-¿ves como se pelea, gigantón engreído? –decía-. ¿Lo estas viendo? ¡Aprende, bellacon! Barrabas resollaba de la ira y del dolor, pataleaba, manoteaba, halaba, se quejaba, maldecía, pero nada. Tomasen bigotes no lo soltaba ni dejaba de golpearlo.

-¡Toma, gigantón bellacon! ¡Toma! ¡Toma!
La sangre manaba de la cara del adversario, que minutos después no veía siquiera. Hasta que al fin, comprobando aquello de que no hay gigante que no caiga ni vencedor que no sea vencido ni hablador que no sea acallado ni soberbio que no sea humillado ni humilde que no sea ensalzado, se dejo caer como un buey en total abatimiento. Tomasen bigotes salto ágilmente, y, como todo un héroe de película, le puso un pie en el pecho, preguntándole:

-¿te rindes, ah?

La respuesta fue un gemido.

-que no te vuelva a ver por aquí, ¿oíste?

Un nuevo gemido de asentimiento.

Entonces, el pueblo entero de Monteverde, que se había ido reuniendo alrededor de los contrincantes, se hizo una sola garganta para lanzar un ¡vivaaaaaaaaa! Que retumbo por todas partes gloriosamente. Después todo el mundo felicito al triunfador y eligió su habilidad y envidio sus agallas y agradeció su proeza y denigro del desarrollo…

-vean en lo que paro el invencible.
-y miren la cosita que lo tumbo.

-todo gavilán tiene su ciriri.

-yo soy chiquito pero cumplidor –declaro el hombrecito, y dirigiéndose al que le había negado el trabajo, inquirió no sin cierta ironía:

-ahora si le sirvo, ¿no?

II
Días después tomasen bigotes estaba voleando hacha y machete en pleno monte, soldado de la aventura de la colonización. Los compañeros se admiraban de su habilidad y de la fortaleza de su brazo que nunca se cansaba. El solo derribaba más árboles que nadie. Su hacha y su machete, grandísimos para el, relucían y cantaban salvaje y poderosamente en la verde manigua.

-¡Qué hombrecito mas bravo este tomasen! –murmuraban los demás-. Nunca habíamos conocido otro igual. ¡Que brío y que ánimos los suyos!

Una vez más daba pruebas de su nunca desmentido coraje. ¿Qué un tigrillo feroz le saltaba encima desde la copa frondosa y oscura de un árbol centenario? Pues serenamente, como si se tratara de la cosa mas natural del mundo, peleaba con el y no tardaba en dominarlo, muchas veces a mano limpia, sin arma alguna. ¿Qué una venenosa serpiente le cortaba el paso enroscándose agresivamente agitando la delgada lengua como saboreándose de algo? Muy sencillo: tomaba un palo y ¿guape! El pobre reptil en el acto.

Todo a los demás colonos, con ser tan valientes, siempre le temía a alguna cosa en especial. A las fieras, a las brujas, al diablo, a las tempestades, a los duendes y espantos del monte. A alguna cosa. Menos tomasin.

-¡que me teman a mi porque lo que soy yo no nací en el mes de los temblores! –Decía con una alegre inmodestia que causaba simpatía-. ¡Yo soy chiquito pero cumplidor! –solía repetir con su picara sonrisa envigotada.

En la aldea todas las muchachas casaderas andaban enamoradas del hombrecito desde el día de su pelea con barrabas. Y cada vez que este salía de la montaña, todas y cada una de ellas se embellecían en la mejor forma para agasajarlo. Tomasen, enamorado y romántico como ninguno, las alababa a todas por igual, pero no podía disimular su especial preferencia por una llamada lucia cantarín. Definitivamente, a su lado las demás no podía desempeñar ningún papel importante. Ella las eclipsaba. Era inútil que se acicalaran y que trataran de competir con ella.
“ninguna le da siquiera a los talones a lucia cantarín. Ninguna”, pensaba tomasen con emoción.

En su interior empezaba a soñar con que algún día, cuando hubiera reunido unos buenos pesos, se casaría y se iría con ella, monte adentro, a despejar su propia tierra. Toda la vida el había sido un vagabundo que iba de aquí para allá, trabajando unas semanas o unos meses sin encontrar sosiego en ninguna parte. En todas peleaba siempre con los montones, venciéndolos invariablemente. Y después de hacerlo, era como si ya no encontra incentivo alguno para permanecer y echar raíces. Sin embargo, aquí, en Monteverde, era distinto. Aquí estaba lucia cantarín.

Pero tomasen bigotes debía trabajar muy duramente antes de poder llegar a la casa de la muchacha y pedir su mano en matrimonio. Por el momento no tenia nada. Solo lo que llevaba puesto, y otra muda para el trabajo. Nada más. A pesar de ello, ¿cuantos lo hubieran dado todo por ser como el y por tener su coraje, su hombría, su inmensa y generosa valentía! ¡Y cuanto lo envidiaban por esto! ¡Y por lucia cantarín!

No obstante su éxito, el era siempre el mismo hombrecito cordial, charlatán, alegre. Y todos lo querían porque sabían que era un buen amigo y que podían contar con el para lo que fuera de beneficio.
Por eso, tanto en el monte como en el pueblo, todos se desvivían por atenderlo bien. Si entraba en la fonda nadie quería dejarlo meter la mano al bolsillo para pagar. El se sentía feliz, mas no se aprovechaba de las circunstancias. También invitaba y pagaba, aunque sin excederse.

-yo también gano plata –decía.

Así marchaban las cosas cuando apareció la extraña mujer que tanto iba a tener que ver en su vida. Llego a la aldea, compro una casucha en unas de las colinas cercanas y desde entonces todo el mundo supo que era una bruja. Morena, vieja, de nariz ganchuda, vestida siempre de negro, los chiquillos decían que olía a puro azufre y que por las noches salían extrañas llamaradas de su casa. Se llamaba María jeremías. Al menos eso había dicho en el pueblo. La gente, buena y naturalmente supersticiosa, empezó a temerle desde su llegada.

-es mala.

-come niños.

-vuela por la noche en una escoba como todas las brujas.

-se carcajea muy feo.
-lo mira a uno como si fuera a matarlo.

Tomasen bigotes estaba en el monte a su llegada y solo supo de su existencia cuando, después de cerca de cuatro meses de trabajo continuo, regreso al pueblo. Con la primera persona con la cual se encontró fue, precisamente, con María jeremías.

-hola, señora –dijo, enfrentándola-. Es nueva aquí, ¿no?

-hola –repuso ella mirándolo con unos ojos que penetraban como leznas de zapatero-. Si, soy nueva aquí. Llegue hace unos meses. ¿Y usted, pequeñín?

-llevo bastante tiempo ya. Pero vivo ene l monte.

-aja –dijo ella, y siguió mirándolo con fijeza.

Tomasin bigotes se mintió instantáneamente mal. No fue miedo, no. Fue algo inesperable, hondo, misterioso. Algo que había sentido jamás.

-adiós –dijo, y empezó a alejarse.

-hasta pronto –contesto la mujer sin quitarle la mirada de encima.
Poco después se lo explicaron todo.

-esa mujer tiene una mirada mala –dijo a lucia cantarín-. Procura no acercártele nunca. Y no adelantarle conversación. Yo no lo tengo miedo a nadie, pero el solo verla me ha incomodado.

Llevaba casi un año trabajando con empeño y todo el dinero se lo daba a guardar a la muchacha. Sin el el habérselo dicho nunca, ella sabían bien para que era. Y en sus mejores sueños de enamorada se veía ya en su casita propia, levantada en alguna parte del monte, señora y ama de tomasin bigotes. El dinero aumentaba poco a poco en el fondo de su baúl y ella lo contaba y recontaba continuamente, haciendo cálculos: tanto para esto, tanto para aquello, tanto para lo otro, tanto para… y cada regreso del hombre era anhelado por dos motivos: primero, por el amor y las ganas de verlo, y segundo, por la pequeña y humilde ambición de incrementar el tesoro que tarde o temprano los uniría en el amor.

Esa vez tomasen le entrego una suma mas grande que las anteriores y pregunto cuanto tenían ya.

Ella saco el dinero y ambos lo contaron varias veces con emoción.

-no basta todavía –dijo el-. Debo trabajar mucho más.
Después de pasar el domingo juntos, por la tardecita, el se despidió y salio camino del monte otra vez. La trocha era angosta, oscura y pantanosa, pues últimamente había estado lloviendo demasiado. Con el corazón enfiestado por el recuerdo de la muchacha, iba canturreando alegremente cuando, de pronto, en lo más cerrado del monte, escucho la voz inquietante:

-¡hola, tomasin!

-hola –respondió amistosamente, mirando a todas partes para localizar a la mujer, a la bruja Maria jeremías, pues no era otra la dueña de al voz.

-estoy aquí –informo ella, desde la copa de un árbol altísimo-. Pero voy para allá.

Y ante el pasmo de tomasin se dejo caer hacia el, pero no cayendo propiamente sino volando. Como era tanta la altura el hombrecito la vio primero como un cuervo gigantesco, y por ultimo, como lo que era realmente; como una mujer morena, de nariz curva y ojos de mirar malo.

Aterrizando a su lado, ella dijo:

-quería verte otra vez, ya que en Monteverde no fue posible debido a que todo el tiempo estuviste en casa de la lucia cantarín.
-la lucia cantarín que usted dice es mi novia –explico tomasin un tanto disgustado.
-perdona. No te ofendas por eso. Quiero ser tu amiga. Vine precisamente a ayudarte. El camino esta muy oscuro. Te llevare de la mano y conversaremos.

¿Quieres?

Tomasin se engallo.

-perdone, pero yo no necesito ayuda de nadie. Puedo valerme solo. Además, conozco bien el camino…

-no seas grosero, hombre, que puede pesarte –amenazo la bruja-. ¿Por qué rechazas mi ayuda tan gentilmente ofrecida?

-porque no la necesito. Sencillamente por eso. ¡Adiós!

La bruja no dijo nada y se quedo mirándolo airadamente, mientras el hombrecito chapoteaba trocha adentro. Este pensó, después de un rato, que, a lo mejor, la mujer había regresado a su casucha en Monteverde. Pero acababa de pensarlo cuando, en un recodo, sonó otra vez la voz:

-¿todavía no quieres mi ayuda, pequeñito?
Tomasin se detuvo furioso.

-¿Por qué demonios no se larga a la porra y me deja en paz, ah?

-porque deseo ser tu amiga y quererte mucho –dijo la bruja-. Tú amiga, oyelo bien. Puedo serte muy útil. Tengo grandes poderes…

-no los necesito. Me gusta ser como soy y b ganar las cosas con esfuerzo como los demás hombres.

-¡tonto! Si puedes tenerlo todo sin trabajo, ¿Por qué esforzarte? ¿Eres cerrado de entendederas o que?

-soy un hombre libre.

-un hombrecito, dirás. Lo único grande en ti es el bigote –se burlo la mujer, empezando a entrar en furor.

-el bigote y el corazón. No le temo a nadie.

-¿ni a mi?

-¡ni a ti! –afirmo tomasin, iniciando un agresivo tuteo.

-¡presumido el chiquillo!

-es la verdad. Así que déjame en paz. Tus trucos no me impresionan. A decir verdad, lo único impresionante en ti es la feura.

-soy fea cuando quiero, pero también puedo ser muy hermosa. Mas hermosa que la mocosa que te tiene embobado.

Tomasen, conocedor de las artes brujeriles, no dijo nada y siguió camino adelante. La mujer volvió a quedarse atrás en silencio. Pero otra vez, minutos después, se escucho una voz dulcisima que, saliendo de la espesura, decía:

-¡esperame, hombrecito querido!

Se detuvo y busco la dirección de la voz. Entonces, al resplandor de una luz que no sabia de donde venia, vio la mujer mas bella que sus ojos contemplarían en toda su vida. Blanca, de ondulante y riquísima cabellera rubia, de ojos azules como el mar, de pestañas largas y encrespadas y de labios rojos como la piel de las más hermosas manzanas.
-soy María jeremías –dijo, acercándosele hasta casi rozarle la piel-. ¿Ahora si quieres que te acompañe, hombrecito?

Tomasin la miro atentamente por un segundo, y dijo con resolución:

-déjame en paz. ¡Por última vez!

Y siguió adelante.

-¡soy bella! –Grito la linda y malvada criatura-. ¡Más bella que la lucia cantarín! ¡Mírame y veras! ¡Y soy educada! ¡No una torpe campesina como ella! ¡Se conversar, bailar, amar, bordar como nadie! ¡Soy la admiración del mundo y todos los hombres se mueren por mí!

-¡menos yo! –replico el terco hombrecito, sin parar de caminar-. ¡Consíguete un príncipe encantando, mejor, y déjame a mí en paz!

La bruja, al verse despreciada una vez mas, lanzo un terrible rugido mitad humano, mitad animal, y regresando a su condición original, empezó a tirarse los pelos y a maldecir como una loca. Tomasin no se alarmo y siguió su camino. Ya estaba cerca de la casona de la hacienda.
“¡el maldito no me teme como los demás!- pensó la bruja al calmarse, tiempo después-. Pero no descansare hasta dominarlo. ¡De María jeremías no se burla nadie! ¡Nadie!

III
A partir de esa noche empezaron los problemas para tomasen bigotes. Desde que se acostó después de comer y de charlar animadamente con sus compañeros en el inmenso corredor de la casona, sintió la presencia cercana aunque invisible de la bruja. Y cuando después de muchos intentos logro al fin conciliar el sueño, se sintió aprisionado entre unos brazos fortísimos y ásperos que no ellos, lo dominaban hasta casi asfixiarlo.

-soy María jeremías –oía que decía la bruja-, la que tu rechazaste de tan fea manera. La misma que no te dejara en paz hasta que seas su amigo para siempre.

Toda la noche estuvo revolcándose, luchando contra la hechicera sin poder lograr el menor éxito, y cuando ya al alba esta lo abandono, saliendo por la ventana con un fuerte ruido de alas y una carcajada siniestra, tuvo que levantarse de inmediato, pues ya la actividad empezaba y los compañeros desayunaban en la cocina, preparándose para partir hacia el trabajo.

Al verlo todo pálido y ojeroso, uno de ellos dijo:

-¿Qué te pasa, tomasin? ¿Estas enfermo?

-he tenido muy mala noche.

-¿te duele algo?

-no. Solo que no pude dormir. Estaba como nervioso –dijo, ocultando la verdad.

-¿vas a ir al trabajo entonces?

-claro. No faltaba mas que no fuera a ir. Una desvelada la tiene cualquiera.

Desayuno y poco después marchaba entre el bullicio de las conversaciones y las canciones mañaneras hacia el sitio de labor. Pero estaba previsto que ese seria uno de los días mas largos y amargos de su vida. Lo primero fue la culebra. Estaba hacheando un árbol cuando le cayó encima, enredándosele en el cuello, y si no es porque le agarra la cabeza tan prestamente la mordedura hubiera sido mortal, pues el ofidio era del género altamente venenoso. Pero lo raro fue que cuando logro arrojara lejos de si esta desapareció sin dejar rastro alguno. Por lo demás, ninguno de sus camaradas había visto absolutamente nada.
Después fue el conejo. Le paso por entre las piernas haciéndole trastabillar peligrosamente, hasta el punto de que por poco suelta el hacha y se corta un pie.

-¡maldito animal! –grito con rabia.

-¿Qué animal? –preguntaron sus compañeros.

-ese conejo. ¿No lo vieron?

-¿conejo? ¿Estas viendo visiones, hombre? –pregunto uno de ellos, extrañado.

“¡bruja de los diablos!”, pensó entonces tomasin, irritado.

Como si todo lo anterior fuera poco, ese día lo picaron las avispas, se reventó la cara de un chicotazo con una rama, y casi se lo traga un pantano movedizo.

Agotado y lleno de rabia contra la bruja, regreso por la tarde a la casona, y antes de comer, lo primero que hizo fue llenar su machete de cruces. Una, dos, tres, cuatro, cinco, diez, quince, veinte, treinta, cincuenta, cien, doscientas, trescientas, quinientas cruces cubrieron la hoja resplandeciente de finísimo acero. Luego grabo también la empañadura de pasta negra. Y por ultimo, amolo el arma de tal modo que quedo cortando hasta pelos al aire como la barbera de un buen peluquero. Alguien que lo vio dedicado a tal actividad, le pregunto, extrañado, el motivo, y el solo atino a decir:

-¿nunca has pensado, amigo, que la cruz es la única defensa del hombre? Por la cruz nos salvamos del infierno y nos ganamos el cielo. ¿O no?

EL CUADERNO ELECTRÓNICO


santiago madrid morales
903



Tecnología e Informática



Héctor Cuartas
Profesor


INSTITUCIÓN EDUCATIVA SAN LUÍS GONZAGA
SECCIÓN 3
SANTA FE DE ANTIOQUIA
2009
EL CUADERNO ELECTRÓNICO
PRIMER PERIODO
Actividad.
1) ¿Qué es la tecnología?
2) ¿Qué es un avance tecnológico? De ejemplos.
3) Explica la importancia que tiene la tecnología para el hombre moderno.
4) ¿Qué es un hardware? De ejemplos.
5) ¿Qué es un software? De ejemplos.
6) ¿Qué es un computador?
Solución
1) Es un conocimiento de la evolución de métodos técnicos que permite la utilización de las fuerzas naturaleza.
2) Es algo que a medida del tiempo lo han ido perfeccionando y también es la creación de algo mejor . Ejemplos: computador, los celulares, el televisor, el equipo de sonido y entre muchas mas tecnología.
3) L a tecnología para el hombre moderno es una herramienta que le sirve para ir mejorando la vida humana.
4) El hardware es la parte física del computador o sea que lo podemos ver y tocar. Ejemplos: la CPU, el Mouse, el regulador, el teclado etc.
5) El software es la parte interna o lógica del computador que se puede ver, pero no tocar. Ejemplos: los archivos, las carpetas, los programas, etc.
6) Es un centro de almacenamiento de información de igual que nos proporcionan herramientas de trabajo.

Resumen del Síndrome Visual del Computador.
El síndrome visual del computador nos habla de que una persona cuando este trabajando frente al computador la debe de estar pendiente de que durante este trabajando no le valla a causar ninguna enfermedad grave como dolores de espalda, dolores de las muñecas, dolores de cuello y de ojos, para que no le valla a causar ninguna enfermedad por eso los optometristas recomendaron que para aquellas personas que estuviera trabajando debería de estar de 40 a 70 centímetros de lo ojos de la pantalla.
El síndrome visual del computador también nos habla de que la tecnología es una ciencia muy avanzada y muy moderna porque a medida del tiempo lo han ido mejorando y perfeccionando y sacando algo mas novedoso e importante para que todas las personas de la sociedad puedan tener un futuro bueno y saludable. También nos habla para que no le valla a causar ninguna enfermedad por eso hay una pagina de que como podemos nosotros las personas podemos estar en una posición adecuada frente al computador.

viernes, 20 de noviembre de 2009

jueves, 15 de octubre de 2009

mi vida

naci el 28 de enero del 1994 y lla tengo 15 años y estoy en nobeno grado y tengo una novia que la quiero mucho se llama sara y lla esa es mi vida pues un resumen